Cuando me pongo a buscar rutas de naturaleza para hacer cerquita de Valladolid a menudo me encuentro con poca información al respecto. Y es que la provincia vallisoletana no es de lo más conocido de España en este sentido. Creo que su turismo está más bien enfocado al mundo del vino y al patrimonio artístico que al patrimonio natural.
Hoy, hacemos la ruta conocida como la Senda del Duero

Sin embargo, he de reconocer que en el entorno de la ciudad, a muy pocos kilómetros, se encuentran varios enclaves con planes perfectos para pasar el día en medio de la naturaleza y ayudar a los peques de la casa a estar en contacto con ella a poca distancia de casa.
En el post de hoy, hablamos de la Senda del Duero. Un enclave natural que nos ofrece una ruta de dificultad fácil y un entorno precioso para pasar una jornada de asueto.

¿Por dónde empezar la ruta?
Esta ruta parte de la localidad de Castronuño. Un pueblecito de algo menos de 1000 habitantes y cercano a la vecina Tordesillas. La ruta comienza en la iglesia de Santa María del Castillo. Una edificación que data de finales del siglo XII o principios del XIII.
No tiene pérdida para el visitante porque el edificio se encuentra en el inicio de la ruta, en el conocido como «Alto de la Muela». Eso sí, el acceso con vehículo está prohibido por lo que deberás dejar el coche aparcado junto a las «Escuelas» que se encuentran a unos pocos metros de distancia.


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Empieza conociendo La Casa del parque
Antes de comenzar a caminar, siempre os recomendamos buscar información previa. La Casa del parque es el centro de atención al visitante de Castonuño y donde nos darán información sobre las posibilidades de rutas por la zona, duración, dificultad.
Si vais con niños, es vital además preguntar cosas relacionadas con los más pequeños para que el paseo sea más agradable. Por ejemplo si la ruta está adaptada para sillas de paseo o no.
En este caso, si comenzamos la ruta desde la casa del parque, tendremos 198 escalones de bajada así que no está adaptada a sillas de paseo o a PMR (Personas con movilidad reducida).


El primer atractivo lo encontramos nada más comenzar la ruta. Se trata del Mirador de la Muela. Una magnífica vista panorámica del meandro del río Duero y de la plresa de San José al fondo.
Cuenta con un panel informativo sobre especies de aves que habitan en la zona.

Continuamos bajando por las escaleras, hasta llegar a un puesto de observación de aves y una pequeña zona junto al río, tipo embarcadero de madera en donde podremos pararnos a observar las aves.




Solo parte del recorrido
Sin embargo, si nuestro interés es hacer parte del recorrido, podremos unirnos a la ruta desde el aparcamiento de las afueras del pueblo. Desde ahí, a través de unas pasarelas de madera en adelante, podremos disfrutar del camino con la silla de paseo sin ningún problema.
Nosotros hicimos la ruta (que no es circular) desde la casa del parque hasta más allá de la presa de San José. En concreto, hasta la primera playa fluvial. En total, hicimos unos 7 km (contando con la ida y la vuelta)


Desde ahí, el camino es prácticamente llano hasta la presa de San José y la playa fluvial por lo que el único enemigo de la caminata será el sol si aprieta fuerte. Así que no te olvides de llevar una gorra y protección solar.

A partir de ahí, volvemos sobre nuestros pasos y realizamos el camino de vuelta por el mismo lugar.


Toda la ruta está perfectamente señalizada así que no tiene posibilidad de pérdida. Aún así, sobre todo si vamos con niños, sabes que es necesario extremar la precaución con ellos y no permitirles que se alejen demasiado.
A nuestro hijo le ha encantado la idea de llevar un silbato y «avisar» de los posibles «peligros» que se vaya encontrando por el camino.

Aunque no sea una de las rutas más conocidas de Castilla y León, la sencillez de su recorrido y el paisaje que ofrece la convierten en una alternativa perfecta al asfalto de la ciudad para cualquier día de primavera, otoño o incluso verano.